UNA
TRANSFORMACIÓN RADICAL, IMPLICA VIVIR UNA REFORMA EDUCATIVA TODOS LOS DÍAS, EN
LA COTIDIANIDAD DE LAS AULAS Y LA ESCUELA
Esta aventura pedagógica
que comenzamos como lo es la Maestría en Educación, se ha transformado en un
proceso de construcción de conocimientos, a través de herramientas como la
Investigación Educativa, análisis y opiniones. Lo que nos ha permitido entender
que la verdadera Reforma Educativa, viene del corazón de nosotros los docentes,
pero nunca de las emociones; la inteligencia debe imponerse a las emociones, por
ello la transformación de nuestra práctica educativa debe ser un proceso
pensado y sistemático.
Hacer
una práctica distinta, no mecanizada, pensada, crítica y racional, sin
reproducir esquemas dominantes, rompiendo esquemas y desarrollando la capacidad
de diseñar nuestras propias intervenciones y así mismo profesionalizar nuestra práctica
docente. Es verdad que nadie nos enseña a ser
profesores, es algo que tenemos que aprender por ensayo y error a lo que
toda esta Revolución Educativa de nuestro país, se ha propuesto dar respuesta a
las necesidades de cobertura y calidad que requiere la educación del país, para
alcanzar mejores condiciones de desarrollo social y económico y mejorar la
calidad de vida de los mexicanos.
En
este propósito, se han definido tres políticas básicas: Ampliar la cobertura
educativa, mejorar la calidad de la educación y lograr la eficiencia del
sector. Para lograr su desarrollo, resulta definitivo el papel que juega el
maestro. Sólo el trabajo decidido y protagónico de nosotros los maestros
ayudará a que las intenciones de las políticas trazadas se vuelvan un hecho
efectivo. No se pueden transformar las prácticas educativas y garantizar con
ello que los niños sepan lo que deben saber, sin la consolidación de las
instituciones escolares y sin la activa presencia de nosotros los maestros.
En
la época actual, cuando nos encontramos frente a las exigencias de la
globalización, preocuparse por generar una actitud frente al aprender implica,
a su vez, propiciar la estructuración de unas competencias esenciales para
desenvolverse en el mundo de la vida práctica. Pero estas no son las únicas
acciones que puede realizar un maestro: su presencia sirve de referente para la
configuración de identidades. Todos éstos son propósitos esenciales de la nueva
política de Revolución Educativa. La equidad, como principio rector de la
actual política, está orientada a garantizar el acceso a las instituciones de
todos los niños y niñas en las diferentes regiones del país. Pero a mi punto de
vista y experiencia, ello no es suficiente. Se necesita, además, generar un
mecanismo de retención que garantice la permanencia en el sistema escolar,
propiciar experiencias significativas que despierten en los alumnos el amor por
aprender.
No
estoy en contra de la Reforma Educativa como tal, pero si en como la mayoría de
esas reformas y cambios propuestos para nuestro país, son solo ideas tomadas de
otros países, olvidando que las necesidades de nuestro México nunca serán las
mismas que las de otros países, pues son muchos los factores que influyen para
el éxito o fracaso del mismo. Nunca habrá cambios significativos en las
escuelas si las acciones de formación en servicio no se acompañan de apoyo
técnico, asesoría, procesos de reflexión, monitoreo, evaluación y
retroalimentación. Pero principalmente si no
se toman en cuenta las experiencias vividas de los principales agentes
educativos como son los docentes, pues somos nosotros quien vivimos a diario
ese acompañamiento y acercamiento con los niños, padres de familia, etc. Y
somos nosotros los que conocemos lo que se viven en las aulas. ¡Sin docentes,
los cambios educativos no son posibles!
La Reforma Integral de la
Educativa Básica, es aquella reforma que surge de todos los cambios y acuerdos
generados a partir del año de 1993; primeramente, con el
decreto de la Ley General de Educación, el nivel de secundaria se sumó a la
educación obligatoria y en 2004, con la reforma a esta ley, lo hizo la
educación preescolar. Así, a partir de 2004 la educación básica obligatoria
comprende los de niveles preescolar, primaria y secundaria.
Si bien el desarrollo del
mundo y de nuestro país permitió, y exigió, la ampliación de la cobertura del
número de grados de estudio y niveles educativos que comprende la educación
obligatoria.
A
mi punto de vista considero que la Reforma Integral de la Educación Básica se
cumplió en cierta forma en aspectos de forma más cuantitativa, en recursos e
infraestructura para los centros educativos, la obligatoriedad en los niveles
de educación básica, el establecimiento de estándares curriculares. Pero su
propósito como tal, el de contar con un sistema educativo nacional de calidad
que permitiera a los niños y niñas alcanzar los más altos estándares de
aprendizaje no ha sido cumplido en su totalidad. Falto un verdadero análisis,
capacitación y orientación constante sobre todos los cuestionamientos que
manejaba dicha reforma, solo fueron pequeñas pruebas de lo que pudiera ser un
sistema educativo organizado.
Pero,
no todo es negativo, debemos considerar, que los docentes hemos tomado conciencia
del nuevo proceso y comenzado a trabajar
en equipos, generando nuevas formas de afrontar nuestra labor, lo que es
relevante para un nuevo enfoque profesional, pues de aquí en adelante nos
veremos enfrentados a nuevos motores de acción en nuestra práctica, también no
es menos cierto el hecho de lograr que los docentes abrieran sus salas a la
comunidad, transformándolas en una ventana pública de la labor educativa.
Después
de haber finalizado este análisis, una de las conclusiones preliminares a las
que puedo llegar, es que la evaluación docente debe democratizarse aún más,
puesto que ésta maneja sobre personas y no sobre objetos cuantificables y de
esa forma dar un mayor impacto a los resultados que de ella se esperan,
abriendo así las discusiones sobre el tema y colocando sobre la agenda pública
la carrera y función docente.
No
estoy en contra de la evaluación, al contrario, le considero una herramienta
indispensable para lograr ese sueño que gobierno tras gobierno se ha querido
lograr, el cual es ofrecer una educación de “CALIDAD” y alcanzar a nivel
internacional buenos estándares en el ámbito educativo. Así mismo pienso que no
solo es remitirlo a una prueba estandarizada, los elementos que deben conformar
deben englobar aspectos tanto cuantitativos como cualitativos, pero sobre todo
también, ese aspecto en el que se le considere a alumno como parte de ella,
pues lejos de todos los demás elementos, ellos siempre serán nuestros más
grandes jueces.
Finalmente,
como docentes que somos, debemos tener siempre presente que la mejor evaluación
que nosotros podremos tener es la personal, la autoevaluación misma, y a qué
grado estamos cumpliendo y ofreciendo nuestro servicio, lejos de todo lo que
pudiera añadirse a nuestra labor, nuestro objetivo y meta profesional debiera
ser y verse reflejado el amor a nuestra profesión ofreciendo un servicio de
calidad con el que podamos realmente transformar vidas, expectativas y realidades.
No
es una tarea fácil, principalmente por todos los cambios que se viven
constantemente, pero que todo esto sea el punto de partida para continuar con
esta ardua labor que tenemos como docentes y que si nuestra practica era buena,
pues nos esforcemos por hacerla aún más perfecta. Dejemos a un lado el miedo o
la incertidumbre por lo que pudiera venir o acontecer, y entreguemos lo mejor
de nosotros cada día, a esas personitas que siempre nos esperan nuestros
alumnos.
Hola maestra Any:
ResponderBorrarFue un gusto leer su trabajo, pienso que coincidimos cuando usted dice que es necesaria la evaluación para la formación, porque de ella dependerá observar nuestras fortalezas y debilidades, celebro cuando habla de que tenemos un compromiso con la sociedad y al decir esto hablamos de la ética que todo docente debe tener para ejercer ese compromiso individual que tiene con la sociedad para el bien común de la misma.